sábado, septiembre 19, 2009



Hay un fluir, un ritmo, una forma aparentemente vacía; el discurso podría tratar cualquier tema, cualquier imagen, cualquier pensamiento. Esta indiferencia es sospechosa; presiento que tras la apariencia de vacío hay muchas, demasiadas cosas. El vacío nunca me asustó demasiado; en ocasiones llegó a ser un refugio. Por eso me pongo a escribir, desde la forma, desde el propio fluir, introduciendo el problema del vacío como asunto de esta forma, con la esperanza de ir descubriendo el asunto real, enmascarado de vacío.
Mario Levrero



1 comentario:

Hombre Cotidiano dijo...

"El vacío nunca me asustó demasiado; en ocasiones llegó a ser un refugio".

Yo sufro de lo que quienes investigan la cerámica y los restos textiles prehispánicos llaman "horror al vacío". No me gusta que queden espacios libres en ningún aspecto de mi vida ^^

Saludos!