domingo, octubre 19, 2008


Como cada otoño,
el aire pesado.
"Cariño, hasta los dioses llega nuestro amor.
Y no contamos con su aprobación"
Enrique Morales

Hace días que intento poner las palabras, y no hay manera. Se mezcla el temor a que sean demasiado alocadas, inconclusas y extrañas, con un singular desconocimiento de qué es lo que me pasa. De alguna manera ya me pasó antes, de alguna otra forma me resisto a creer que me esté pasando de nuevo, me rebelo, no quiero, me mantengo quieta por si acaso, no digo nada, no hablo, se me atragantan las cosas, no puedo explicarlas, ni darles forma, me resultan demasiado raras.Pongo cierto empeño. Y el parque frente al trabajo es un bosque, y estamos bajo un árbol, unos cuantos, nos tumbamos, contamos historias, explicamos de qué manera nos fuimos haciendo amigos, vienen otros nuevos, y después nos vamos a casa. También hay celebraciones, de ascensos, ¡barra libre!, dice el que sube, y nos alegramos, nos reímos mucho, descansamos. Hay taxis de madrugada, hay un intento de normalidad, la mirada fija en la pantalla, el esfuerzo por hacer las cosas con la ligereza propia de quien no se deja dominar por lo de fuera. No, no, aquí, dentro de mí, soy capaz de encontrar la bondad suficiente para no dejarme atropellar. En estos días, sin embargo, he llegado a odiar los sonidos de la cotidianidad. A la rutina se le caído la t, qué le vamos a hacer.

1 comentario:

Toíto lo traigo dijo...

El tiempo se pierde entre mis palabras y no me alcanza para poder decirte lo que pienso y siento, eres una muy buena persona, el tiempo pasara pero las palabras que te suzurro quedaran ancladas como un barco queda nte la deriva del mar. JyG.